La Intervención es un trabajo de todos

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martes, 18 de enero de 2011

ANÁLISIS DEL LIBRO ANTROPOLOGÍA Y POBREZA URBANA

La autora del libro Pilar Monreal, es profesora de Antropología en la Universidad Autónoma de Madrid, ha realizado diversos trabajos de campo en ámbitos rurales y urbanos. Su interés se centra en los mecanismos de producción y reproducción de la desigualdad  social, tanto de clase, como de género, raza y etnicidad.
Este libro hace referencia a la pobreza urbana, haciendo sugerencias a realidades vividas e investigadas en la ciudad de Nueva York sobre las clases más desfavorecidas, además de utilizar multitud de referencia bibliográfica de otros autores.
El hecho de optar por este libro, se debe a la relación con respecto a lo temas explicados en clase.
Primero destacaré aquellas ideas más importantes que he visto durante la lectura total del libro.
En un primer momento, decir que la pobreza ya no tiene lugar en los barrios marginales, sino que en la propia ciudad se está hallando ese fenómeno. La segunda idea más significativa hace referencia a la noción de subclase, como un conjunto de realidades que se suceden en un ambiente hostil como puede ser drogas, desempleo prolongado, crímenes, adolescentes en situaciones de riesgo de exclusión. En tercer lugar, los factores políticos y económicos afectados a la situación de industrialización. La cuarta idea destacable son las características étnicas como agente determinante para la exclusión y con ello la pobreza/ exclusión. Otra es el reconocimiento de la formación de una cultura. Y por última es la familia, especialmente familias encabezadas por mujeres, factor decisivo para el posterior desarrollo del individuo como miembro de la sociedad.
Según Pilar Monreal la feminización tiene lugar en núcleos familiares donde el marido está ausente y es la mujer quien se tiene que hacer cargo de la crianza de los hijos y las cargas del hogar. Además, la mayoría de las personas que viven con muy pocos dineros al día son mujeres. Además, la brecha que separa a los hombres de las mujeres atrapados en el ciclo de la pobreza ha seguido ampliándose en el último decenio, fenómeno que ha llegado a conocerse como "la feminización de la pobreza". En todo el mundo, las mujeres ganan como promedio un poco más del 50% de lo que ganan los hombres.
Se puedo apreciar como las personas con más experiencias vitales vividas aceptaban que actualmente existen más problemáticas en el entorno familiar debido principalmente a la incorporación de la mujer al mundo laboral, por supuesto comparto esa idea ya que la carga familiar no debería haber sido nunca exclusiva de la mujer, sino compartida por ambos cónyuges.
Según las ideas de Pilar Monreal, la marginación actual que se concentra en el núcleo urbano se debe a la emigración por parte de las clases medias a las periferias de la ciudad en busca de trabajo, lo cual induce que las familias con menos posibilidades de acceso a los recursos y ello provoca la concentración de la pobreza.
Por otro, según la autora el concepto de subclase fue Wilson quien en su obra The Truly Disadventage (La verdadera desventaja) 1987, empezó a definir el concepto, él caracterizó a los protagonistas de esta estructura social como personas con poca cualificación, padeciendo un desempleo a largo plazo, familias pobres o con dependencias del estado asistencial o pertenecientes a un ambiente vinculado a las drogas, crímenes... todas estas características son clasificadas como posibles factores que pueden dar lugar a una situación de exclusión social.
Además estas poblaciones cuentan con escasos recursos político y económico, lo que trae como consecuencia el aumento de la delincuencia y la conflictividad cada vez mayor con las llamadas clases dominantes, es decir el estar fuera de la norma, “lo normal”. Estas comunidades, en su mayoría compuestas por personas inmigrantes afroamericanos o latinoamericanos, comparten una cultura común ya que necesitan adaptarse al entorno para sobrevivir. Estas personas se identifican a través de rasgos y comportamientos comunes.
Retomando el tema de la mujer encargada de realizar las actividades domésticas es todavía una marca que se sigue utilizando. Nuestra cultura siempre ha empleado la razón del género para atribuir las tareas ha desarrollar por cada sexo, es decir, desde el nacimiento ya nos van enseñando a desempeñar unas tareas u otras en función de si eres niño o niña. Respeto al tema tratado en clase, todas las sociedades asignan o dividen el trabajo de forma más o menos diferente a hombres y a mujeres. Debido a unas normas de asignación, claramente influidas por factores culturales, hablamos de ello como roles de género. Existen estereotipos en el que el marido mantiene a la familia y la mujer es la gestora de la casa y se encarga de los hijos. Aunque actualmente pensándolo bien se está convirtiendo en un mito más que en una realidad.
Según la autora Margaret Head, en los años 30 intentó demostrar que el hombre y la  mujer no nacen se hacen, se construyen socialmente. Margaret afirmó que “muchos de los rasgos de personalidad a los que hemos denominado masculinas y femeninas, están muy poco ligadas al sexo como a la ropa, los  modales y la forma de peinarse que cada sociedad afirma a cada sexo en una época dada”.
Siempre y cuando que las sociedades traten de forma diferente a hombres y mujeres, no seremos capaces de separar los efectos de la biología de los efectos de la cultura y ambos pueden estar presentes. Ya para terminar recogeré unas palabras de Pilar Monreal que reflejan bastante bien esta última idea, dice así “la teoría de la subclase como nueva pobreza urbana llevan implícita una serie de consideraciones y presupuestos ideológicos que hay que aclarar y someter a debate: la relación entre clase social, raza y género se concentran en el caso de las mujeres pobre afroamericanas”.
Como conclusión, hago referencia a la situación de los barrios afroamericanos en EE.UU en el que hay ciertas semejanzas con distintos barrios de Andalucía, un ejemplo muy claro es el barrio “la Palmilla” de Málaga.  Aquí las personas conviven y se sienten identificados con el barrio, es decir se han visto obligados a construir su propia cultura y se les clasifica como grupo de exclusión social. Es un grupo de personas dentro de un mismo territorio que por diversas circunstancias y por la falta de capacidad para acceder a los recursos, se ven fuera de la “normalidad”.
Existen numerosos barrios que se encuentra en dichas situaciones,  como profesionales debemos ayudar a conseguir una integración social, haciendo consciente a la sociedad de que entre todos podemos llegar a reinsertarlos o por lo menos dar un paso entre todos para que todo tenga los mismos derechos, y dejar claro que no debemos juzgar sin saber, dando lugar a lo que hemos estado hablando anteriormente, a la exclusión social, por culpa del levantamiento de prejuicios falsos.

CAPITULO VI: “Raza, Género y Edad. ¿la nueva subclase en las ciudades de los países centrales?”

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